¡PACIENCIA!

Por | Historietas bajo Paraguas Deja un Comentario

Si eres paciente, serás más feliz...


Según la RAE la definición de paciencia tiene varias aceptaciones, entre la cuales destaco dos,
  1. Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse.
  2. Facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho.
Y digo esto porque a veces, en diversas circunstancias, hablando con uno y con otro, tengo la sensación de que vivimos en un mundo donde los resultados han de ser inmediatos, todo tiene que ser fácil de obtener, tiene que ser AHORA. A veces yo misma me repito, "Guadalupe, espera, espérate ya, no hay prisa, aún no tiene que pasar", porque me surge esa necesidad de que todo sea en este instante, en este momento.

William Shakespeare
Respecto a este tema de sabernos frenar a tiempo y tener paciencia se han hecho varios estudios, concretamente a principios de los 70 fue el psicólogo social Walter Mischel quien, en colaboración con la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos, llevó a cabo un experimento en una guardería, precisamente a la que iban sus hijas, en los que pudo comprobar si había diferencias entre los niños que eran capaces de frenarse a tiempo y los que no.

El experimento era muy sencillo: consistía en ofrecer una nube, esta golosina esponjosa, suave y dulce que tanto gustan en general a los niños, la cual se dejaba frente a ellos y justo en ese momento el profesor se iba, advirtiéndoles que si no se la habían comido cuando él hubiera vuelto, en quince minutos tendrían dos en vez de una; sin embargo, si se las comían, no tendrían ninguna. El resultado fue el siguiente, más de la mitad acabaron comiéndose la golosina en menos de tres minutos de haberse ido el profesor, un 15% la tocó y pellizcó, y un escaso 30% superó la prueba con éxito. Así, Mischel decidió seguir con su experimento e hizo un seguimiento de la vida de los chicos durante veinte años, una labor que le permitió descubrir que quienes habían caído en la tentación y se habían comido la nube rápidamente, los impacientes, presentaban más dificultades emocionales y de autocontrol en el futuro, les era muy difícil mantener sus relaciones y mantener el control en diversas situaciones; vivían más estresados. Sin embargo, aquellos que se habían controlado y había ganado una segunda nube, los pacientes, se monstraban más seguros de sí mismos, se controlaban emocionalmente y en definitiva, comprobaron que vivían con menos problemas y prejuicios.

Amrai 
Con el paso del tiempo diferentes universidades han llevado a cabo el mismo experimento, cosa que les ha permitido obtener nuevas conclusiones, los niños tendían a tener más autocontrol y paciencia en la medida en la que los investigadores que les mostraban la golosina y les contaba qué tenían que hacer les inspiraban más confianza, lo que se traduce en que si alguien te promete que si te portas bien obtendrás más de lo que deseas, y esa persona es cariñosa, amable y creíble, confiarás más en ella, por lo que esperarás mas tranquilamente, serás más paciente.

Mis conclusiones respecto a esto son, por un lado, quien es paciente y sabe esperar tienen más autocontrol de sí mismo, actúa más con la cabeza. Y por otro lado, si quien te ofrece algo es de confianza, te fías más de él y eres mas paciente.

Cuando a mi hijo de nueve meses lo siento en la silla y le pongo el babero, indicadores de que se acerca la hora de comer, comienza una retahila de risas entre sollozos que, si tardo demasiado, desemboca en una sonoro llanto; es entonces cuando le repito una y otra vez, "paciencia Antonio, paciencia, que si aprendes a ser paciente, serás y vivirás más feliz", y él, con una cara de no entender mucho, calla y me mira para luego volver a las andadas., ¿conseguiré algo con él? eso lo veré con el tiempo, esa es mi intención.

mente emprendedora

 La paciencia es clave en muchos de nuestros éxitos, es un factor a tener en cuenta si queremos evitar el fracaso.

El experimento de Mischel puede servirnos de ejemplo y darnos en qué pensar cuando en la vida se nos planteen situaciones estresantes, o que nosotros creamos que lo son, puede significar una ayuda para que todos seamos un poco más pacientes, y como consecuencia, más felices.




 Y hablando de felicidad, el pasado lunes pusimos el árbol de Navidad en casa y Antonio no pudo disfrutar más, es pequeño pero todo le llamaba la atención; lo pasamos genial, lo bueno de la Navidad es que está llena de ilusión, sobre todo si la miramos a través de los ojos de un niño. Pongámonos en su lugar, y pensemos en el tipo de cosas que nos emocionaban, y aprendamos a ver la vida de una manera más sencilla e inocente. Este año pienso disfrutar con él cada instante de ¡su primera Navidad!.


¡Hasta pronto!






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